miércoles, 21 de octubre de 2009

MISIONES ... Jesuitas & Pocahontas


Mi amiga Burzi fue quien me dio referencias de esta zona, Misiones, que es como un cuerno que le sale a Argentina en su parte NorEste haciéndose hueco entre Brasil y Paraguay. En realidad, fue territorio que consiguió defender Argentina después de la expulsión de los Jesuitas en las diferentes guerras que hubo en la zona. Territorio que ahora lo forman pueblos y poblados alrededor de las ruinas de lo que en su día fueron las Misiones Jesuitas en Sudamérica (llamadas reducciones). Parece que hay restos de todo tipo, algunas muy abandonadas, otras tuvieron suerte de ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1984 y se han hecho ó se están haciendo trabajos de conservación para darlas a conocer y entender mejor su historia: ver cómo eran esas reducciones, cómo se organizaban, cómo vivían sus gentes y qué pasó.

Hay muchos restos, pero uno de los más importantes en la zona de Argentina es San Ignacio Mini, reducción que está a 5h en autobús hacia el Sur de Iguazú, cerca de la ciudad de Posadas. Esas 5h son un espectáculo; como si estuvieras viendo un documental por la ventana del autobús. Sigues en mismo tipo de paisaje selvático Sub-amazónico (vegetación mucho más alta buscando la luz), pero ahora se mezcla esa vegetación verde verde, enorme, con una tierra roja roja salpìcada de poblados algunos de ellos todavía habitados por tribus aborígenes (Guaraníes). Precioso documental que vimos Nicolás y yo, mientras bajábamos de Iguazú … yo cargando fotos en el portátil y el figura aprendiendo vocabulario Español (me asombra cómo en tres meses es capaz de manejarse bastante bien).

La llegada a San Ignacio fue igual de sorprendente. Dejamos la carretera general y se mete el autobús por u n camino similar a los que veíamos por la ruta aunque algo más grande. Casi sin asfaltar, coches muy muy antiguos y destartalados, tierra rojiza mires donde mires, casas pequeñas , gente andando con rasgos indígenas, mujeres guapas que se parecen a Pocahontas… era como de película. Bajamos del Bus y ,lo que sientes es mucha paz. Si, camino del albergue donde yo me alojaría los dos comentamos lo mismo … este pueblo es diferente! Alguien le había quitado la pila al reloj del tiempo hacía 50 ó 60 años.
Como Nicolás sólo se quedaba unas horas, dejamos las mochilas en mi albergue y nos fuimos a comer, rico y barato enfrente de las ruinas, en una de las dos calles del pueblo donde había algún tipo de comercio (realmente auténticos).

La visita a las ruinas merece la pena. Parece que las de San Ignacio son las mejor conservadas, fielmente reconstruidas con restos originales. Muy interesante conocer la versión que se explicaba (bastante neutra según me pareció) sobre la aparición de los Jesuitas Españoles, creación de las reducciones, convivencia entre Jesuitas y aborígenes locales, su expulsión más tarde y guerras locales posteriores. Una de cal y otra de arena: malos porque aterrizaron en una zona que no era suya imponiendo una organización a los locales por la que trabajarían para unos señores; malos porque les abrieron los ojos a cosas malas, vicios, que generarían problemas de convivencia y orden. Pero buenos porque los Jesuitas mantenían la cultura local; les ayudaban a desarrollarse y sobre todo a protegerse del comercio de esclavos y explotación que había en la zona. Interesante!
Merece mucho la pena el espectáculo nocturno en las mismas ruinas, luces y sonido representando la historia de la Misión sobre los mismos restos y proyecciones sobre columnas de agua. Les debió costar un pastón y sorprende cómo en un pueblo tan destartalado y pobre se haya podido montar un espectáculo de gran ciudad. Tremendo!
Mi primera noche allí estuvo genial. Me reencontré con Ana y Mariano, la pareja que conocí en Iguazú; parecía que nos podríamos tomar aquellas cervezas pendientes que la lluvia nos impidió disfrutar en Iguazú. Y así fue … en compañía de Nahuel, verdadero viajero que vende bisutería de pueblo en pueblo. Interesante conversación en compañía de unas Quilmes y nos dijimos hasta luego porque intentaríamos vernos en Buenos Aires.

El siguiente dia y medio aproveché para lavar la ropa, visitar otra reducción (Sta Ana-peor conservadas pero la visita merece la pena: Bus auténtico + paseo muy bonito) y también la casa del escritor Uruguayo Quiroga (el colega estaba loco pero supo buscarse un buen sitio para inspirarse) y también … cómo no! Disfrutar de un asado en el albergue con una pareja de Paraguayos, un Italiano, Diego (Argentino dueño del hostal) y Oskar paisano (bueno casi que es de Irún ... jeje) que también va de aventura indefinida con su novia Guiomar, Pareja muy maja que espero volver a ver.

Después de la visita a la casa del amigo Quiroga me fui en Bus (colectivo) a Posadas (principal ciudad de la región); quería aprovechar unas horas antes de coger el bus nocturno a Buenos Aires. Me acompañó Belén, un encanto que podía ser hermana de Pocahontas. Buena compañía para el viaje en autobús (1h) y para enseñarme dónde podía comer y dónde estaba el centro de la ciudad.

Después de unas horas andando por la ciudad y ver su famosa Costera (paseo del rio), me fui a la estación de autobuses a prepararme para la aventura que tenia – era la primera vez que cogía un autobús nocturno a Buenos Aires ... en Cama Suite !! (escala técnica de un par de dias antes de bajar al Sur)

A ver quien me tocaría en el asiento de al lado para compartir esas N horas de viaje … me tocaría Pocahontas?


(te cuento aparte la escala técnica en Buenos Aires antes de bajar hacia la Patagonia-hoy he llegado a Peninsula Valdés)


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